¿Bienvenidos?

      Después de varios carnavales vividos, después de sufrir y padecer las alegrías y las penas de nuestra fiesta cuando era realmente una fiesta, cuando cada peña tenía su/s grupo/s (si no me falla la memoria creo que llegamos a tener del orden de sesenta grupos locales… y todos organizaban su carnaval de calle-peñas, los barrios eran partícipes, la gente también -aunque no se disfrazaran-), y salir en un grupo no se limitaba a cantar en el teatro, que era una parte importantísima… pero después había un ‘plus’, el ‘plus’ de la cervecita en la peña de La Noria, o en esa maravillosa peña de Playa la Gilda, o esos ratitos inolvidables en Los Mañaneros, con su concurso de popurrit. Recuerdo momentos geniales en El Baratillo, El Matadero… y, cómo no, el pique “sano” con los rivales: Roque, Villegas, Cristóbal, Carlos, etc..


      Pues aun después de vivir todo esto, me quedan ganas de sobrevivir en éste que tenemos ahora, este carnaval limitado a una “muestra teatral” donde en las tres primeras filas siguen estando los mismos años tras año, y benditos sean… Donde nos engañamos a nosotros mismos con un concurso adulterado por grupos foráneos que, en su mayoría, vienen un año, y que cuando menos nos esperamos dejan de venir y nos quedamos en la más triste y dura realidad, que no es otra que la que hay; Y donde el relevo generacional, que supuestamente debería mantener vivo nuestro carnaval, sigue sin producirse.


      Ya no existen las peñas, y las pocas que quedan no tienen ni sedes donde tomar esa queridísima cervecita y hablar de qué pasodoble o qué contra-alto es mejor. Nos relegan a las asociaciones de vecinos, donde poco menos, nos tratan como judíos en plena época nazi (lo digo por experiencia propia, vivida en la AAVV de mi barrio, el Molino de la Vega), y donde nuestro ayuntamiento está ajeno a todo, a mi parecer, loco porque esta fiesta se acabe… pero que se acabe por sí misma, poquito a poco, para que nadie los pueda culpar. Igual que un enfermo al que su médico después de diagnosticar un resfriado no le manda ni una Aspirina… pues, lógicamente, el Carnaval de Huelva ya va por cáncer de pulmón extendido, y nuestro médico no quiere saber nada… relega en otros, que a su vez tampoco toman medidas, y así nos va… parece que Huelva no es carnavalera, o así lo quieren hacer ver.


      Aún así, y con estas perspectivas, me empeño en que mis hijas conozcan y sepan que su padre hace coplas y se viste de payaso, al menos una vez al año, para poder mantener esta fiesta a la que quiero.


      Esta peña tiene las puertas abiertas a todo aquel que en su corazón se sienta carnavalero y, ojo, condición indispensable: Que le guste la cervecita.


      Y desde aquí, todos los que formamos parte de esta peña os invitamos a que participéis y ayudéis a recuperar lo que hace años parecía una gran fiesta y por desgracia, ya no.